viernes, 27 de octubre de 2017

DISFRUTO TANTO SER TU HIJO.

DISFRUTO TANTO SER TU HIJO.


“Missy fue la siguiente en preguntar… ¿Entonces por qué él es tan malo? – ¿Qué quieres decir, Missy? (dijo Mack, su padre) – Bueno, el Gran Espíritu hace que la princesa salte del risco y que Jesús muera en una cruz. Para mí, eso es ser muy malo.
Mack se quedó atónito. A sus seis y medio años de edad, Missy hacía preguntas con las que los sabios habían lidiado durante siglos. – Mi amor, Jesús no creyó que su papá fuera malo. Pensaba que su papi estaba lleno de amor y que lo quería mucho. Su papá no lo obligó a morir. Jesús decidió morir, porque su papá te aman a ti, me aman a mí y aman a todo el mundo.” (Paul Young, WM. La Cabaña. Pág. 35-36)
La mayoría de países latinoamericanos celebran el día del padre. Y dicha celebración se vuelve especial, pero no es lo mismo para todos. Ese día trae consigo diversas emociones tan perturbadoras como refrescantes para el alma.
Las fracturas causadas en las relaciones entre padres e hijos, han caminado con la humanidad durante mucho tiempo. En búsqueda de respuestas, de abrazos y atención; muchos se han perdido sin hallar el descanso oportuno.
Ese fue mi caso. Cansado y cubierto de dolor transité por años, cuestionando al cielo por qué no pude tener al padre que siempre soñé. Sinceramente lo idealicé. Respiraba desesperadamente por los poros de mi alma, la necesidad de recibir el cálido afecto paterno que todo hijo anhela. Por más esfuerzos que hiciera, todo resultaba en vano.
Hasta que entendí… que todo tiene un propósito y que todo obra para bien.
Es muy probable que tú, quien lees estas palabras te identifiques al respecto. Y sabemos que no es fácil vivir con un vacío que difícilmente se lo contarías a cualquiera. Es de valientes admitir que papá no estuvo cerca, o que aún teniéndolo próximo a ti, parecía que lo no fuese. Pero una tarea más digna de valientes es PERDONAR. Rendirte a la dirección correcta y confiable, a la verdadera fuente de la paternidad.
“Ahora pues, Jehová, tú eres nuestro padre; nosotros barro, y tú el que nos formaste; así que obra de tus manos somos todos nosotros.”
Isaías 64:8
Todos los padres son imperfectos y en su labor, pudieron fallar o aún lo pueden seguir haciendo. Así como nosotros, ellos también requieren sanidad. Sin embargo, debes recordar que hay Alguien que es capaz de todo, menos fallarte. “…por poderoso que sea, el primer aspecto de Dios nunca es el de Amo absoluto o el Omnipotente. Es el del Dios que se pone a nuestro nivel humano y se limita.”
Por si no lo sabías o lo habías olvidado, Dios es ese alguien que te ama y siempre ha estado ahí. Reducir tu dolor a través de su tierno amor, es su objetivo. El quiere crecer en ti y darte su vida, en abundancia.
“Como el padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen. Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.”
Salmos 103: 13-14
Entendí, que Dios es un verdadero Padre, un Buen Padre. Que me ha perdonado y brindado la oportunidad de ver a través de los lentes correctos, los del amor. Que no es justo ni sano, vivir arrastrando el dolor, el resentimiento o la rabia en contra de un papá que también necesita del perdón del Padre Celestial.
Dios no es malo, como quizá lo pensamos creer. Tiene planes de bien para tu vida. Por eso, pídele a Dios que sea tu padre, cada día. Lo digo en serio. Al despertarte por la mañana, al ir en auto a tu trabajo, al enfrentarte a lo nuevo di: “Padre, necesito que me ayudes hoy; te pido que seas mi papá”. Empieza a practicarlo; luego recuerda pedirlo cuando te des cuenta que no lo has hecho en algún tiempo.
Si tu padre te abandonó, perdónalo. Si él partió a la eternidad, quiero decirte que no quedaste huérfano. Dios es el Padre que está dispuesto a abrazarte y caminar junto a ti. A medida de que lo hagas, te darás cuenta que Él es el mejor de los todos padres y le entonces le dirás: “DISFRUTO TANTO SER TU HIJO(A).”
Dios te siga bendiciendo querido(a) amigo(a).

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