Hola queridos lectores, ¿cómo están?
Les agradezco sus visitas y comentarios. Me llana de felicidad ver los frutos de éste Blog, sea todo para la gloria del Señor. Yo sólo quiero ser un humilde instrumento en Sus manos y poder escribir para transmitir Su Amor.
Hoy me gustaría reflexionar acerca del amor. ¿Que bonito sentimiento verdad? Si bien se puede decir que es abstracto, también es tangible porque se puede sentir, experimentar y ver. El amor se siente muy dentro del corazón, inundando nuestro ser de una cálida sensación que nos transmite alegría y paz. Lo podemos experimentar en la interacción con el otro. Lo vemos en las acciones de quienes están unidos por el lazo de ese hermoso sentimiento. Se trata de expresiones de cariño en diversas formas. Es la manifestacion del Amor de Dios en nosotros, la cual podemos transmitir. Si no albergaramos Su Amor en nuestro corazón, no podría salir de allí tan puro y genuino hacia el otro. Transformándose en acciones como fidelidad, cuidado, atención, escucha, empatía, generosidad….
El mismo Dios es la perfecta y pura expresión del Amor. El es Amor. Su presencia se experimenta en nosotros cuando podemos amar al otro. Agradecemos al Señor habernos dado la capacidad de amar y ser amados más allá de todo impedimento físico o emocional. Todos merecemos rodearnos de amor. Los más necesitados, los pequeños, los marginados….
Jesús mismo es ejemplo del brindarse al otro sin importar la condición o jerarquía social. Todos y cada uno de nosotros somos valiosos ante Sus ojos. Somos únicas y hermosas creaciones de Su Amor. Fuimos dotados de razón y emoción, siendo seres maravillosos que somos capaces de sentir y pensar. Esto quiere decir, que si alguna relación en la que nos estamos ofreciendo desinteresadamente no nos significa ningún fruto, podemos analizar la situación y alejarnos en armonía. El Señor quiere nuestra felicidad, y eso significa muchas veces tomar distancia de ciertas personas o situaciones según Su Voluntad.
¿Cuántas veces no fuimos valorados cuando nos brindamos al otro? ¿Cuántas veces sentimos el desprecio sin causa de alguien a quien realmente admiramos? ¿Cuántas veces hemos sido rechazados? Pues bien, creo que es bueno recordar que hasta al mismo Dios le ocurrió. Cuando se presentaba ante multitudes dando a conocer verdades de fe, usualmente era abucheado o no comprendido por algunos. Así también nos puede ocurrir a nosotros, aunque la intención sea bondadosa para los demás. No lo tomemos como algo personal, es solamente que no están preparados para albergar en ellos el Amor.
Diversas situaciones convierten un corazón de carne en un corazón de piedra, incapaz de amar o ser amado. Dejémos que el Señor actúe en ellos y limitemos nuestro accionar a orar mientras El transforma su interior. De otra manera, es posible que nos dañemos en una relación forzada en la que uno sólo es quien se esfuerza por dar.
Por eso, anímate a ser amado y amar. Cuida tu corazón y el ajeno también. Transmite con tu accionar y tu pensamiento el Amor de Dios. Distribuye bondad y generosidad siempre que tengas la oportunidad, cuidando tu persona e integridad. Eres una creación maravillosa de Dios, que merece respeto y valoración. Recuerda que la primer persona que debe cuidarse, eres tú.
¡Les envío un gran abrazo! ¡Bendiciones!
Marisol
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