miércoles, 1 de noviembre de 2017

El teléfono celular

Hoy en día nos vemos con el celular en la mano a todo momento, escribiendo mensajes, viendo las redes sociales y demás. Viajamos en transporte público y todos están absortos en esa burbuja informática, tanto que varios han sufrido robos a casusa de esto. También es común verlos caminando sin mirar de frente o de costado quien viene o que pasa alrededor. He visto a un deportista corriendo mirando su celular con los auriculares puestos, y no se percató que enfrente de él había unos obreros acarriendo grandes ramas de árboles a un camión, y casi se los lleva por delante y se choca. Afortunadamente uno de ellos lo esquivo y entonces no colisionaron. Es común también ver reuniones de amigos/as en las que cada persona está de esa forma también, hablando con otros amigos, con su pareja o con familiares escribiendo en el celular. Ya casi no miran a los ojos a quienes tienen enfrente. He visto también a parejas que mientras están sentadas en algún bonito restaurant están también escribiendo y hasta sacando fotos al lugar y a la comida a cada momento. Almuerzos de trabajo o de estudio en donde no se mira a los ojos y se conversa, sino que miran ese pequeño aparatito en sus manos. Y el común denominador de todos es esa expresion de leve sonrisa o hasta una estruendosa carcajada que les produce esas conversaciones. Una emoción producida a través de un aparato telefónico, cuando tienen personas reales enfrente de ellos, con las que podrían estar hablando, riendo, escuchando….
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Creo que al estar tan absortos así, nos perdemos vivir una vida real. En donde los abrazos, las palabras, las miradas cobran sentido y producen verdaderas emociones y sensaciones. Hasta discusiones se producen a través de ese aparato, malinterpretaciones a la orden del día. Porque al ser una pantalla en donde sólo se pueden escribir palabras, signos y emoticones, no percibimos tonos de voz, no observamos la mirada, ni la corporalidad en la expresion. Nos perdemos la comunicación real. Por esto creo que, si bien es muy beneficiosa la tecnología en nuestra vida, en este caso, podríamos acotar esas charlas sólo a cuestiones informativas. Cómo ser avisar que hemos llegado bien a destino, que llegaremos mas tarde o mas temprano de lo acordado o alguna cuestion especifica que queramos contar. Pero evitaría utilizar ese medio para comunicar situaciones serias o complejas que requieran bastante conversación e involucre posibles malos entendidos y sentimientos encontrados.
Creo que Dios nos ha dado una vida llena de posibilidades que no estamos aprovechando por estar encerrados en ese medio de comunicación tan irreal. Los aliento a fomentar la conversación en persona cuando sea posible, a mirar  a los ojos y a expresarnos en su totalidad sin intermediar una pantalla. Las relaciones humanas son una bendición y creo que es hermoso que las valoremos y les demos el espacio y la atención que se merecen. Los invito a vivir de una manera más real y no tan tecnológica cuando no sea necesario.

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